El chinito vende rosas.
La mesera cubana me supo a celos. Tenia la boca salvaje y las piernas de Brendda, jodidamente morbosa, jodidamente azucarada. Ebria hasta los dientes con mi Tonic y mi careto infamtil. "tomar prozac y masticar chicle son la misma cosa", pense. Tres pasos fuera del bar, nunca hay lluvia y el chinito vende rosas, asi que decidi hacer deporte y caerme al piso (me gusta caer, soy especialista en volverme a levantar) Dos cigarrillos mas adelante... No habia cruzado palabra con el pez y ya sabia cuantas flores seria capaz de regalarme. Tome un amuleto de la basura -Donde vamos? -Donde quieras Y se jodio. Habia demasiada concesion en sus palabras... Esperaba que me invitara al fondo del mar, o a su pecera... o si, bueno, esperaba que me arrastrara a un callejon y me apuntara con un arma, o que me arrancara los ojos y los depositara en una bandeja. No era esa clase de pez. Don't tuch my brain y cai en coma temporal. Un electroshock violento, mas propio de una anguila. Entre pare